Rol en vivo y teatro.

Author: La Dama Duende / Etiquetas:


Probablemente no es necesario que explique qué es el rol de mesa. Pero quizás es menos conocido el rol en vivo. Este tipo de juego de rol prescinde, normalmente, de tiradas de dados. Consiste en la interpretación de un papel (un "rol"), para el que el jugador debe caracterizarse como el personaje al que representa, moverse como él lo haría, hablar como él lo haría e interactuar de esta manera con los otros jugadores. Los hechos que suceden no son narrados por los jugadores, sino interpretados. Desde este punto de vista el rol en vivo se acerca mucho más al teatro que el rol de mesa.
Sin embargo, a diferencia de lo que sucede en una obra de teatro, en el rol en vivo no existe un diálogo escrito. Como mucho, se representa alguna escena preparada de antemano como prólogo o epílogo de la historia que se desarrolla. En rol, los jugadores reciben unas simples pautas sobre cómo es su personaje, qué desea, qué odia, con quiénes congenia, a quiénes detesta y, especialmente, cuál es el objetivo que debe cumplir durante la partida.
Estas pautas pueden variar si ello no afecta a la trama. Los propios jugadores pueden completarlas o modificarlas siempre y cuando reciban el beneplácito de los másters o directores del juego. Lo que se consigue con esto es una infinita variedad de posibilidades. Así, el rol en vivo se nos revela como un sorprendente proceso de creación continua.
Pero las posibilidades del rol en vivo no terminan aquí. No sólo se trata de que los jugadores-actores puedan modificar dichas pautas, sino de que los personajes serán siempre distintos según cómo se entiendan las pautas que les han sido proporcionadas. El jugador puede interpretar de maneras diferentes su pequeño guión e incluso crear sobre él. Tampoco debemos olvidarnos de que estos personajes se hallan en una situación de interrelación constante. Las interactuaciones entre unos y otros, sobre las que se dan unas pautas pero que no están predeterminadas, también pueden dejarnos con la boca abierta: de pronto, observamos que se han producido pactos o enemistades entre personajes que jamás habríamos podido imaginar. Tanta es la capacidad de invención del rol en vivo, que incluso un personaje pensado como secundario puede tomar inesperadamente las riendas del argumento y arrastrar consigo a los demás. (
-Ey, ¿cómo ha llegado el panadero a ser rey?
-No lo sé, pero yo estoy con él
).
Incluso el espacio en el que se lleve a cabo la partida-obra puede desviar el flujo de la trama de la historia. En el rol en vivo a veces se señala que la partida transcurre en una casa, en un bosque o en una cárcel, pero otras veces no se especifica tanto el lugar. No obstante, sea como fuere, el espacio no se halla tan concretado, tan a propósito pensado como en una obra de teatro, en la que a veces el autor se expresa de manera milimétrica sobre la situación de la escena. Hasta puede influir el hecho de que la partida se desarrolle durante el día o la noche.
Todas estas características permiten que cada partida sea distinta y que no se pierda nunca la sorpresa ni la emoción. Aunque no se trata de pura improvisación, posee muchas de sus virtudes. En efecto, una partida de rol en vivo no está totalmente improvisada porque ha sido planeada de antemano. El rol en vivo constituye una perfecta armonía entre lo calculado y lo arbitrario, lo previsto y lo imprevisto. El que la partida haya sido ideada previamente es lo que motiva el suceso, la acción motor y razón de ser de la obra teatral.
Si quisiéramos ir más allá podríamos hacer equivalencias entre los másters y los directores de teatro, entre los jugadores y los actores, entre el autor de una partida de rol y el autor de una obra. El rol en vivo podría llegar a ser algo más que un buen ejercicio para actores (pues recordemos que la improvisación es una de las técnicas más difíciles de dominar). Podría llegar a ser un verdadero producto artístico creado a partes iguales por un autor que abre posibilidades a los másters y jugadores, que se convierten al mismo tiempo en intérpretes y en co-creadores de la obra. Cierto que el texto, entendido como recitación literal, como forma, se pierde, pero no así su contenido. El texto "dramático de rol en vivo" se convertiría de este modo en una especie de gran acotación. El que hasta ahora se haya utilizado como mero entretenimiento no quita el que pueda convertirse en una forma novedosa de hacer teatro: al fin y al cabo, ¿no es el arte en gran medida jugar, jugar y jugar? Sería divertido, para el público, acudir una y otra vez a ver la misma obra y encontrársela siempre distinta y sorprendente. Por supuesto, los actores de dichas obras deberían estar entrenados en esta nueva forma de espectáculo, porque a la hora de dialogar se enfrentan con la pura oralidad (a nadie le gustaría que un actor en escena intercalase un eh...eh...a cada tres palabras). Esto constituiría todo un logro para aquellos dramaturgos que en sus diálogos han buscado reflejar la oralidad.
Así, igual que se celebran recitales de poesía improvisada (los famosos encuentros de verseadores), podrían realizarse espectáculos de teatro improvisado. En realidad, ambos vienen a basarse en lo mismo: determinadas pautas sobre las que se improvisa. Estas curiosas representaciones serían lo más parecido a ver el propio proceso de creación.
Dejando a un lado estas consideraciones quizás un tanto atrevidas, el rol en vivo es una experiencia por la que todo el mundo debería pasar por lo menos una vez en la vida, un lugar de peregrinaje al que se puede volver cada vez que deseemos evadirnos de un mundo en el que no podemos ser reyes, ni zombies, ni magos, ni administrativos enviados por el Demonio.

1 comentarios:

Guille dijo...

Yo he jugado a rol en vivo, me encanta, por fín una descripción sincera que rompe con los prejuicios insanos que tiene la gente con el rol en vivo XD

Publicar un comentario